PostScriptum

Esto bien podría llamarse epitafio, créditos o algo así,
¿Para qué la connotación fúnebre? si aún no ha muerto nadie... o ¿sí?
Nada es tan certero como pensamos, solo los sinceros agradecimientos que comienzo a deletrear
Agradezco enormemente a aquel insano que por primera vez rompió mi corazón
A él (la) que me amó con desgano de trasnochado madrugador
Al él (la) que me quitó la inocencia de las palabras, para transformarlas en curiosos elementos de verdad
A él (la) que dejó que lo (la) hiriera para sanar las heridas propias
A él (la) que me cobijó en las eternas noches de la bohemia porteña con su cuerpo seguro
A él (la) que me escribió las letras mas agradecidas de la vida, con las cuales dancé todo un día apegadas, aprisionadas, atrapadas y enardecidas en mi corazón

(literalmente)

A él (la) que me mostró la poesía como célula de la vida cotidiana
A él (la) que estoy esperando hace tiempo y que se hace esperar como tren en tiempos de guerra, o como sueldo en tiempos de escases, o como periodo menstrual en tiempos de locura, o como alegrías en tiempos de tristeza.
A él (la) que me ama con locura
A él (la) que amo con locura
A todos aquellos que odio con la fuerza de la tierra distanciando la Pangéa

CLARAMENTE YA NO ME QUEDAN FUERZAS PARA ODIAR A NADIE

Fe de erratas y retiro lo dicho
Donde dice: con la fuerza de la tierra distanciando la Pangéa
Debe decir: con la fuerza de una pluma de paloma traicionera

Agradezco también:
A él (la) que me dijo sí
A él (la) que me dijo no
A él (la) que después de haber dicho NO, convencí con mis ojos de niña, para que dijera SI
A él (la) que después de haber dicho SI, se arrepintió
Pero que después de un par de miradas
Exoneré con los mismos ojos
A él (la) que me dejó, él (la) que me amó, él (la) que no llega
A él (la) que se fué, él (la) que volvió y el (la) que se fue de nuevo
A él (la) que me vendió, a él (la) que me “la” compró
Y a todos aquellos que me hacen llenar
Los espacios de letras
Que son mis letras

Solo mías.