
Vieja ceba el último mate
que la yerba que queda es para este momento.
¡No llores, no te desesperes!
que también fueron duros los inviernos pasados.
Las canas que coronan nuestras sienes son años de nieves y de escarcha, ahora negrean nuestros campos cubiertos de cenizas y de lava.
La furia incontenible del demonio
ha destruido todo y con fiereza,
animales no quedan en la pampa
y el perro fiel nos mira con tristeza.
Mujer, ponle mas yerba al calabazo
que lo amargo me parece dulce en este instante cuando el dolor me agujerea el pecho
y en nuestros ojos ya no quedan lágrimas.
Recuerdo los años que pasaron
tú joven, buena moza, llena de vida y de coraje, yo contento, luchando con la selva quitándole su tierra con porfía.
Fueron años fecundos de trabajo
donde no escatimamos sacrificio,
entre tú y yo paramos las canoas de este rancho y pasaron los días entre risas y cantos.
¡Cuantas veces, mujer, tembló mi mano¡
Cuantas veces también, la sostuviste,
no te descorazones me decías
que este campo será nuestro algún día.
Y fue nuestro a pesar de todos los quebrantos, las penas, las desdichas
palmo a palmo luchamos con las quilas.
Y en las noches de luna escarchadas
tu calor junto al mío se fundieron
en otra lucha por la vida.
Nacieron nuestros hijos, crecieron y se fueron.
Nacieron nuestros nietos crecieron y se fueron
Los bisnietos vendrán cuando no estemos, crecerán y se irán sin conocernos.
Entre tanto seguimos en el campo
junto al mismo fogón y al mismo fuego sorbiendo en la misma bombilla el mismo mate, cargando en las espaldas los inviernos.
Hoy negrean los valles y los cerros
dicen que es un volcán, yo se que es el infierno.
Ceba el último mate que se acaba la yerba y el agua con ceniza es un veneno.
Murió la última oveja
el techo de la rancha esta crujiendo
moriremos igual como vinimos
solos y juntos hasta el último momento.
Al bosque le quitamos su tierra y en ella quedaremos vendrán después los hijos y los nietos a prender una vela en este suelo y a rezar por sus viejos a Dios un padre nuestro.
¡Ese será nuestro último deseo ¡
(Ignacio Bascuñan Pacheco Coyhaique, agosto de 1991; Publicado en D. de Aysen 17-06-2007)

ta entero bacan ese poema...
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