domingo, 20 de julio de 2008

El alma negra, la musa traicionada y yo


Todo empezó de una forma extraña, esa noche no debía salir, sin embargo, mis buenos amigos,como ya deben saber, la noche me debora.
Salí sola de casa, hecho extraño, más cuando mi compañera de vida ha retornado al hogar. Sentada "donde siempre" divisé miles de miradas conocidas, hasta que coincidimos, concertamos y comenzamos a disfrutar, el lugar de destino: el de siempre ( ahh! esta vida rutinaria tan desrutinada). Viviendo este rito nocturno estabamos cuando apareció un muy querido amigo, iluminado como siempre, y como siempre llenandome de luz.


Esta noche estaría llena de momentos álgidos, nostalgicos, maquiavelicos, bizarros y por sobre todo sentidos.

Este personaje me invita a cambiar la rutina justificandose con una poderosa incitación a la danza, nos fuimos, entramos y ahi lo ví, mas oscuro que nunca, fue cuando me di cuenta que no era diferente a los demás, sino que era igual o peor. Estaba junto a su musa traicionada, traicionada por el y traicionada por mi (como no sentir la culpa por eso).

Sentí como toda esa carga desleal se volvía en contra de mi, sí ...esta vez la traicionada era yo, todos desaparecieron y en ese momento solo eramos 3: El alma negra, la musa traicionada y yo.

Y así comenzó la turbulencia de esa noche y como en el último sueño que tuve junto a ti cuando aún dormiamos cuerpo a cuerpo, movida por mis instintos, una vez más te busqué en el baño de aquél ingrato antro. Tantas preguntas sin respuestas, tantos sentimientos insensibles, tantas iras contenidas que mis ojos no fueron capaces de transmitirle, y llegó la musa, esta vez no sería traicionada, y el silencio de el me mata, y las preguntas de ella me embargan.

Conversé con ella, mientras él huía, ella lo siguió, yo la busqué y fue ese golpe, esa bofetada la que volvió a cambiar el rumbo de la noche.

El alma negra siguió su camino silente (maldito silencio apedreante), la musa traicionada se fue con él y yo volví al lugar, mas sola y derrotada que nunca, siendo protagonista de situaciones que nunca quise y que nunca busqué ( al menos de forma conciente y pensante).



Volví al lugar, ese bar testigo de tantos momentos, en ese instante apareció el Alma Blanca y el panorama cambió diametralmente, él me dijo que nos conociamos de antes, mi memoria no lo recordaba. Conversamos, conversamos, conversamos, este flauista de Hamelín me embriagó con su música y volví a ser quién era (quenera)*.

Y fué así como con el pasar de las horas y la llegada del amanecer recorde quién era, claramente nos conociamos de antes, fué mi ángel luminoso que llegó a rescatarme de la oscuridad...

al final de esa noche surgen miles de preguntas, todas sin respuestas aún....MALDITO SILENCIO APEDREANTE!

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