Hay 10 años de puntos
suspensivos que llueven sobre nosotros,
cuando creo que
ahora sí, te quedas a mi lado.
Hoy, las noches desaparecen de mi desgastada memoria
mi memoria,
esa
horrenda y sádica máquina de tortura que llevo siempre a cuestas
como mi más fiel y leal
karma.
Tortura de ojos
abiertos.
Tortura que espanta
sueños y atrae males de ojo.
Tortura que interroga
con blasfemia y mentira sobre todo lo pudo ser
y finalmente
como siempre, no fue
debo renunciar ahora?
enséñame como!
nunca he logrado el
éxito en esa cobarde tarea.
Hoy, se abre nuevamente
ante mí un pasillo oscuro
lleno de árboles desnudos
un bosque muerto
oscuro y putrefacto que
me invita a explorarlo
TENGO MIEDO!
tengo, tanto, tanto
miedo!
que ni siquiera me
puedo mover
acaso es verdad que no
eras para mí?
Como puede estar tan
ciega toda esta fé despilfarrada por décadas
y a borbotones!
¿Como me recojo de este
suelo frío donde me lanzaste por última vez?
¿Como dejo de escribir
estas penosas y marginales letras que nunca leerás?
Hoy, solo danzan las
preguntas sin respuesta en esta desolada y fría habitación,
gigante y aterradora
desde que no viniste más.
Los fantasmas de la
casa celebran con festines y banquetes porque mi espíritu se apagó
quedó atrapado
dentro de las cuencas vacías de mis ojos,
ojos secos de tanto
llorar.
Hoy, los fantasmas
están de fiesta
a veces creo
escucharlos cantar las canciones que tocabas por las mañanas de sábado,
mañanas de besos
infinitos y gallos cantores.
Hoy, el gallo ya no
canta más
dicen que se quedó mudo
cuando dejó de escucharnos.
Dicen que le cantaba al
amor, al amor de verdad, no al de mentira.
Le cantaba a ese amor
mariposeado, que ya se encuentra extinto en el territorio de Elías y Cummings.
Hoy, el perro del
vecino continúa con su enferma rutina de agonizar día a día su solitaria
vejez.
Yo creo que ya ha muerto varias veces, y que regresa solo por el profundo cariño que le tiene a su dueño.
Yo creo que ya ha muerto varias veces, y que regresa solo por el profundo cariño que le tiene a su dueño.
Hoy, yo más vieja y más
adolorida
aún espero tu retorno
Evadiendo con sagaz
sutileza
cada uno de los puntos
suspensivos que caen como cuchillos sobre nosotros
cada vez que te vas.
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